lunes, 27 de diciembre de 2010

Declaración del Emirato Islámico de Afganistán con la condena del 31 aniversario de la invasión de ejército rojo a Afganistán

Muharram 19, 1432 A.H, domingo, 26 de diciembre de 2010

En el nombre de Alá, el más benévolo, el más misericordioso.
El VI Jaddi (el año Hijri Lunar) que coincide con el 27 de diciembre, es el día de agresión de la antigua Unión Soviética contra Afganistán. Hace tres décadas, en este día, 700 soldados del ejército rojo, vestidos con el uniforme del ejército afgano mataron a Hafizulla Amin, el ex gobernante comunista de Afganistán en el Palacio de Beg Taj, cerca de la capital, Kabul. Con esto, 80.000 soldados del ejército rojo encontraron la excusa para entrar en Afganistán a través de la tierra y el aire el que, en un momento dado, llegó a 150.000 soldados. Para hacer frente a la agresión del cobarde vecino del Norte--la ex Unión Soviética--los afganos escogieron el camino de la Jihad armada fundada en la exigencia de su obligación religiosa y de otros valores humanos. La invasión de los soviéticos acelarará el ritmo de la lucha que ya estaba desarrollándose en contra del gobierno comunista, dándole así un nuevo impulso. Las tropas soviéticas permanecieron participando en un enfrentamiento de corte militar contra un pueblo amante de libertad - y el pueblo islámico de Afganistán luchó durante casi durante diez años a partir de diciembre de 1979 hasta febrero de 1989. Luego de unos pocos años de intervención y tras revisar y formular nuevas estrategias y refuerzos de tropas, no pudieron obtener un logro tangible. Por el contrario, la situación se había precipitado en un agravamiento cada vez mayor de la crisis, tras la prolongación de la guerra y la expansión de las batallas. La economía de la Unión Soviética decrépita no fue lo suficientemente fuerte como para financiar la agresión. Por lo tanto, el último gobernante de la antigua Unión Soviética, Mijaíl Gorbacheve admitió la amarga realidad en 1989, diciendo abiertamente, que la crisis de Afganistán era una herida sangrante para la Unión Soviética. Prometió entonces poner fin a la invasión. La lucha contra la invasión de la Unión Soviética de Afganistán y la derrota final de los soviéticos llegó a ser invocada como el milagro del siglo. Los afganos se demostraron una vez más como salvadores del mundo de los colmillos de una anaconda global. Los mismos gobernantes de la Unión Soviética aceptaron que históricamente la invasión fue su gran error — anunciando así el colapso del Imperio existente con el nombre de la Unión Soviética; llevando hacia el final el vasto imperio comunista en Asia central y Europa oriental; a la disolución del Pacto de Varsovia por el que se desmoronara en trozos el muro de Berlín. En consecuencia tras esta derrota el mundo pudo percibir con asombro cómo concluía el temor hacia la Unión Soviética que había atrapado en el mundo.
Después de la desintegración del Imperio rojo, como resultado de la Jihad afgana, el escenario estaba listo para que el Imperio de Occidente, bajo el liderazgo de Estados Unidos, comenzase a ejercer el unipolarismo y paseara su arrogancia por el mundo entero. Sin embargo, en lugar de tomar una lección a partir del vergonzoso ejemplo de los invasores soviéticos, la arrogante autoridad estadounidense, por el contrario, recurrió a colonizar y a oprimir a nuestro pueblo sumiéndolo en la miseria. Este por parte de los Estados Unidos llevó a los estadounidenses a atacar al pueblo miserable de Afganistán tal como antes lo había hecho la ex Unión Soviética; iniciando un baño de sangre contra el pueblo oprimido y ocupando el propio país utilizando armas avanzadas. Los Estados Unidos cumplieron así con sus diseños inicuos prácticamente. Al comienzo, como la antigua Unión Soviética, había pensado que era fácil de tragarse y ocupar Afganistán. Los gobernantes actuales del régimen títere han alentado a la Casa Blanca para invadir Afganistán. El colonialismo insaciable global ha privado al pueblo valiente de Afganistán de su libertad, irónicamente, bajo el lema engañoso de la democracia. Ellos han llenado las cárceles de Kandahar, Bagram y otras decenas con afganos inocentes; han traído consigo una atmósfera de terror y miedo en todo el país debido a incursiones de la noche contra las casas de la gente común. Piensan que la táctica de aterrorizar y oprimir al pueblo va a conducirlos a la victoria, subyugando a los afganos a través de la fuerza y la coacción. Pero a pesar del enfrentamiento contra su poderío militar durante la última década, tampoco han estabilizado el país ni han logrado silenciar la resistencia Jihadica de los afganos. Si Dios quiere, Afganistán demostrará que será capaz de expulsar a los invasores una vez más. La potencia colonialista global respira aquí su último aliento. En este 31 aniversario de la invasión de la ex Unión Soviética, el Emirato Islámico de Afganistán quiere recordar a los estadounidenses a aprender la lección de la suerte vergonzosa de los invasores soviéticos y mediante el uso de la sagacidad saquen sus conclusiones y procedan inmediatamente a retirar sus tropas invasoras de Afganistán.

El Emirato Islámico de Afganistán

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